Llueve llueve llueve y no pares de llover! Porfavor que se vaya esto que siento adentro, Este crisol de sentimientos que me esta matando
Donde este tu tesoro estará también tu corazón ☆
martes, 29 de noviembre de 2011
viernes, 25 de noviembre de 2011
Otra vez el bosque..
Cerró los ojos e hizo girar la piedra en su mano tres veces. Y supo que se había obrado el milagro porque oyó ruidos en la franja de tierra cubierta de ramitas que señalaba el límite del bosque prohibido, como si unos cuerpos ligeros caminaran por él. Abrió los ojos y miró alrededor.
Enseguida comprendió que no eran fantasmas ni seres de carne y hueso. Se parecían mucho a Riddle que había escapado del diario varios años atrás: un recuerdo convertido casi en algo material. Eran menos consistentes que los seres vivos, pero más que los fantasmas; avanzaban hacia él, y en todos los rostros había una afectuosa sonrisa.
James tenía la misma estatura que Harry. Llevaba la ropa con que había muerto, el pelo enmarañado y los anteojos un poco torcidos, como el señor Weasley.
Sirius era alto y atractivo, y mucho mas joven que cuando Harry lo había tratado en vida. Caminaba altivo, con las manos en los bolsillos y esbozando una sonrisa burlona.
Lupin también era mas joven, de aspecto pulcro y cabello más poblado y menos canoso. Parecía alegrarse de volver a estar en ese lugar tan familiar, el escenario de tantas aventuras adolescentes.
- Haz sido muy valiente – le dijo.
Harry se quedo sin habla. Se regalaba los ojos con ella y pensó que le gustaría quedarse allí mirándola para toda la eternidad; no necesitaba nada más.
- Ya casi has llegado – le dijo James -. Te hallas muy cerca. Y nosotros estamos orgullosos de ti.
- ¿Duele? – Esa pregunta tan infantil brotó de los labios del chico sin que él pudiese impedirlo.
- ¿SI duele morir? NO, en absoluto – contestó Sirius -. Es MÁS rápido y MÁS fácil que quedarse dormido.
- Y él se encargara de que sea rápido. Quiere acabar de una vez – añadió Lupin.
- No quería que ninguno de ustedes muriera por mí – dijo Harry sin proponérselo. – Lo siento... – Y se dirigió a Lupin como para pedirle PERDON: - Tu hijo acababa de nacer… Lo siento mucho, Remus…
- Yo también lo siento – Replicó Lupin – Me apena pensar que nunca lo conoceré… Pero el sabrá porque dí la vida , y confío en que lo entienda. Yo intentaba construir un mundo donde el pudiera ser mÁs feliz.
Una fresca brisa que parecía emanar del corazón del bosque prohibido le aparto el pelo de la frente a Harry. Sabía que ellos no lo obligarían a seguir adelante, que esa decisión tenía que tomarla él.
- ¿Se quedarán conmigo?
- Hasta el final – contesto James.
- ¿Y no los verá nadie?
- Somos parte de ti – repuso Sirius – Los demás no pueden vernos.
Harry miro a su madre.
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